El término le pertenece al entonces CEO de Saatchi&Saatchi Kevin Roberts, quien afirma que una lovemark es una marca que ha conseguido posicionarse no solo en el mercado sino en el corazón de los consumidores.
«Para que las marcas puedan sobrevivir, necesitan crear lealtad más allá de la razón. Esa es la única forma en la que podrán diferenciarse” es decir, como marcas debemos ser capaces de establecer vínculos emocionales para mantenernos vigentes.
¿Cómo lo logramos?
Según Roberts, hay tres puntos a considerar:
- Sensualidad
Debemos ser capaces de poder seducir a nuestro público objetivo para generar expectativa y necesidad de conocer más de nuestra marca. - Intimidad
En la relación está la clave del éxito de nuestra marca. Nuestro foco debe ser mantener siempre una comunicación clara y constante con cada cliente. - Misterio
Debemos generar expectativa. Si nuestro target conoce todo acerca de nuestra marca a la primera no hay lugar para poder estimular la emoción.
Tenemos que “enamorar” a nuestros clientes, lograr no solo posicionarnos en su mente sino también en su corazón para así tener una conexión profunda con ellos.
¿Cómo me convierto en una Lovemark?
Primero, elaborando a consciencia una buena estrategia de marketing que transmita ese elemento que diferencia a tu marca, que le imprima una personalidad que la identifique y que atraiga a tu público objetivo.
Recuerda que todo el tiempo las personas estamos expuestas a innumerables marcas… y no solamente en el mall o en un supermercado, revisa tu Instagram y cuenta la cantidad de emprendedores a los que sigues (y los que además aparecen en tu feed con pauta). De todas las marcas que vemos recordamos algunas cuantas y de esas compramos aún menos. Por eso es tan importante el primer punto. Tu marca no solo es un nombre o el producto o servicio que ofreces; para ser una Lovemark tienes que conseguir despertar emociones.

Un punto clave en esta relación de amor entre nuestra marca y nuestros clientes es el respeto. “El amor necesita respeto desde el primer momento, sin él no será duradero. Se desvanecerá igual que cualquier pasión o capricho pasajero” señala Roberts. Como marca tenemos la obligación de dar un producto/servicio de excelente calidad, evitarle al cliente cualquier complicación (las políticas de cambios y devoluciones son un punto a revisar, por ejemplo), ser socialmente responsable y dar siempre la cara tanto para los halagos como para las críticas. Todo esto sostenido en el tiempo.
En estos tiempos de redes sociales es fundamental involucrar a tu público, tienes que generar un diálogo constante. Escúchalos (o léelos) y afina tu estrategia en base a la información que te brindan. Todos los clientes quieren sentir que son especiales y que estamos atentos a sus necesidades, mantener una comunicación activa y personalizada es elemental para convertirte en una Lovemark.
¿Ya creaste la personalidad de tu emprendimiento? ¡Cuéntanos!