“Yo estaba trabajando en una empresa en Venezuela, y ocurrió que me cansé de ese ritmo todos los días de levántate temprano, anda a trabajar, tienes que viajar, regresar a la casa y repetir la rutina … y llegué a un punto en el que me pregunté ¿qué estoy haciendo? ¿qué quiero realmente hacer? Estaba agotada y convencida que ya había dado todo lo que podía dar en ese lugar y necesitaba un cambio”.
Mariángel Paolini es Química de profesión con un Magíster en Ciencias de los Alimentos y otro en Marketing. Pero, por sobre todo, es una mujer absolutamente convencida que los cambios parten de adentro hacia afuera, así que presentó su renuncia y se regaló un año sabático para estudiar.
“Me encanta estudiar e investigar. Y cuando estaba llevando mi segundo magister igual descubrí, aunque parezca mentira,me quedaba mucho tiempo libre. Era 2009 Y estaban incipientes las redes sociales. Ya los blogs tenían un ratito sonando, así que dije “bueno, voy a escribir un blog” y en paralelo estaba muy metida en twitter…. hacía el llamado del blog al twitter y viceversa y de repente empezaron a hacerme muchas preguntas por el twitter “mira leí tu artículo y quería saber si…” Y me preguntaban algo y se generaba una conversación virtual. Luego una amiga, también emprendedora e influenciadora en las redes, me dijo “hagamos una twittrevista, algo así como una entrevista por twitter… un poco lo que se hace ahora en los live de Instagram, pero en esa época solo teníamos twitter” nos cuenta riendo; “ella me preguntaba, yo le respondía… y fue un golazo literal porque se unió un montón de gente, todos preguntaban, estuvimos hasta tardísimo respondiendo todas las consultas y tuvimos que hacer una segunda tanda porque nos faltó tiempo… un suceso, y yo me convencí que estaba por nacer algo potente”
Efectivamente, Mariángel detectó ciertas necesidades en el público que había empezado a seguirla y fue moldeando sus contenidos para poder llegar a ellos con una propuesta de valor real.
¡Cocina Segura era una realidad y estaba por sorprenderla aún más!

Cocina Segura es un espacio en el que se comparten contenidos y actividades enfocados en la alimentación saludable. Tiene ya once años en el mercado y ha traspasado las fronteras, no solo por la calidad de lo que ofrece, sino también por un trabajo disciplinado que tiene a Mariángel siempre buscando nuevos descubrimientos y alternativas para todos los segmentos. “En el Master de Mercadeo me pidieron como trabajo que convirtiera esta idea que yo tenía en algo monetizable… Y yo dije “¿pero cómo voy a hacer eso?” Le expliqué dije a mi profesora que no, que yo quería mantenerlo como un proyecto social. Entonces me dijo una gran verdad: los emprendimientos sociales también tienen costos que deben cubrir ¿cómo los iba a cubrir? Tenía que diseñar las estrategias con las que iba a mantener mi emprendimiento”.
Lo primero que hizo fue determinar qué era lo que mejor sabía hacer y disfrutaba. La respuesta fue inmediata: hablar con la gente. Así que se puso las pilas y decidió armar talleres para poder transmitir en directo todo lo aprendido en aulas y en su día a día. “Al primero solo fueron seis personas, todas amigas mías” nos cuenta, “pero de ahí ocurrió algo mágico y se convirtió en un efecto bola de nieve… se empezó a correr la voz, a los siguientes que organicé empezó a venir más gente, y obviamente yo empecé también a ponerle más estructura. Por ejemplo, al inicio el taller era todo un día, durante la mañana veíamos teoría y durante la tarde cocinábamos. Pero era poco práctico y agotador. Una en el camino aprende que a veces debe ir ajustando su proyecto. Yo tuve una clase en vivo de inteligencia de mercado: no es lo que yo quiero, sino lo que la gente necesita y cómo lo necesita”.

Mariángel está convencida de algo: que la ciencia debe estar en la calle y al servicio de todos.
Esta vorágine que se dio con el crecimiento de sus talleres desencadenó nuevas aventuras. “Se empezó a generar algo muy lindo, que no estaba en mis planes pero se dio de manera espontánea: mamás que me llamaban de una provincia a decirme que querían que vaya a su ciudad a dar un taller”. Y así, partiendo de cero, empezaba la búsqueda de salón, catering, equipos… muchas veces incluso, se quedó hospedada en casa de estas mamás para no salirse del presupuesto. “Estas mujeres grandiosas generaban espacios de maternidad compartida para su comunidad y me invitaron a ser parte… fue algo muy power, me encantó”.
Luego vinieron las charlas y talleres en colegios, con actividades tanto para padres como para los niños. En ese minuto Mariángel recorría toda Venezuela organizando diferentes actividades que acercaran a la gente a todo el conocimiento que por muchos años ella había adquirido como científica. “Claro, las recetas de cualquier cosa te las puedes conseguir en Google. Pero el conocimiento, la teoría que está detrás, el espacio de razonamiento, de entender, de analizar lo que ibas a mezclar, eso era lo valioso de nuestros encuentros…. Ahí estaba el valor de lo que yo podía aportar”.
Mariángel trabaja el Mindful Eating, conocida también como alimentación consciente, indagando cómo nos relacionamos con los alimentos de una manera sana. Esta tendencia tiene su origen en el mindfulness o consciencia plena y no es una dieta, sino que orienta a las personas para que reconozcan cuando ese “hambre” es una sensación realmente fisiológica o simplemente emocional. “Es muy importante saber cómo elegimos, cómo respondemos ante los estímulos que nos presentan los alimentos, como hacemos juicios y determinamos que hay alimentos buenos y malos cuando en realidad no hay ni buenos ni malos, sino que generan en cada uno. Si tienes una relación antagónica con la comida, si no te llevas bien con ella, si es amor odio, tienes primero que entenderte a ti y desde ahí reconstruir con mejores bases y más consciencia qué es lo que comes y qué obtienes a través de cada alimento”.

Mientras trabajaba con Cocina Segura haciéndola crecer, Mariángel recibió la invitación para trabajar junto a la Fundación Celiaca de Venezuela, organización sin fines de lucro que busca acompañar y mejorar la calidad de vida de pacientes celiacos. La celiaquía es una enfermedad multisistémica con base autoinmune, provocada por el gluten y prolaminas relacionadas. Se estima que el 1% de la población es celiaca.
“Ser químico de alimentos me dió las herramientas para diseñar productos para esa comunidad. Ten en cuenta que el 99% de lo que consigues en un supermercado común tiene trigo y lácteos, o sea, casi nada de lo que se vende le sirve a una persona celiaca”. Entremedio Mariángel se casó… y su esposo es intolerante a los lácteos, “tuve que aprender también a organizar la alimentación de mi casa sin utilizar lácteos y fue todo un reto aplicar el método científico para determinar cómo funciona el lácteo en esta receta y cómo funciona en la otra. Y darte cuenta que, para poder formular de manera eficiente, tienes que conocer la función de ese ingrediente ahí para poder retirarlo y buscar algo que lo sustituya con la misma eficiencia. No siempre es tan sencillo, no es que quito y pongo, hay que conocer las proporciones”
Así, con este nuevo desafío delante tanto en lo laboral como en lo personal, Mariángel se abocó a la tarea de diseñar platos que sean opciones reales, nutritivas y sabrosas para estas familias. “Justo en esa época empezaron a ponerse las cosas muy difíciles en Venezuela y era mucho más complicado poder encontrar suplementos en el supermercado; cualquier producto sin gluten era costosísimo y no todas las familias podían asumir ese costo… así que les tocaba a mamás y papás ingeniarse para poder alimentar a sus niños celiacos”.
La celiaquía afecta tanto a niños como adultos de todas las edades. Aproximadamente el 90% de quienes la sufren no han sido diagnosticados. Quienes sí lo son empiezan un nuevo camino en el que hay que hacer una modificación completa de hábitos alimentarios En muchas ocasiones estos cambios son adoptados por toda la familia para facilitar el proceso del paciente. Lejos de ser una tragedia, esto implica adoptar una rutina 100% saludable. Este proceso de acompañamiento a las familias es lo que motivó a Mariángel a investigar más y mejor en cómo ayudarlos.
“Hay que sanar historias y luego construir tu nuevo estilo de vida adaptado a lo que si puedes comer. Erradicar un poco eso de la gran lista de cosas que no puedes comer, que están prohibidas, y sustituirla por la lista de las que SI puedes comer, que te hacen bien a nivel físico y emocional…. Ese cambio de paradigma es muy aleccionador para estas familias, porque cambia no solo la vida del niño diagnosticado, sino de todos los integrantes, pero cambia para mejor”.

Como muchos de sus compatriotas, Mariángel tuvo que dejar Venezuela en búsqueda de nuevas oportunidades. Migrar no es un proceso fácil, menos aún si los motivos son producto de una dura crisis. Pero la ilusión de un mejor futuro, desarrollando sus habilidades y poniéndolas al servicio de los demás, ha logrado que a esta capa no le desaparezca la alegría y la pasión cuando habla de su proyecto.
“Migrar ha sido lo más fuerte que he hecho en mi vida… muy fuerte desde el punto de vista emocional, porque además yo vine sola, toda mi familia sigue en Venezuela, entonces las nostalgia es algo indescriptible. Además, claro, vivimos en el mismo continente y hablamos el mismo idioma, pero las culturas son bastante distintas… entonces tuve que sentarme y pensar “ya va, cómo le doy la vuelta a mi proyecto aquí para que funcione”, entonces estuve como un par de meses con muchos choques conmigo misma y con mucha frustración porque yo se que lo que hago es lindo y bueno y útil, pero no estaba funcionando en Perú. Así que me dije, ok, vamos a ponerle pausa y vamos a entender cómo se mueve el asunto acá, cuál es la relación que hay con la comida, necesito encender las antenas y escuchar y ver y vivir y convivir y conversar para aprender y así poder poner al servicio de este país que me ha recibido súper bien todo lo que se”.
Ser gentil consigo misma también ha sido otro aprendizaje importante en este trayecto. Es primordial para una emprendedora entender que esto no es una carrera de velocidad sino una maratón, y que muchas veces las situaciones puedes cambiar, pero nunca la meta. Las nuevas circunstancias la llevaron a emplearse nuevamente para poder capitalizarse mientras trabaja en paralelo con el desarrollo de nuevos talleres locales para Cocina Segura. “El Universo ha sido tan pero tan bueno conmigo… yo soy bailarina, tuve un estudio de baile en Venezuela por un montón de años. El baile siempre estuvo de la mano conmigo y yo le agradezco al baile porque me ha rescatado en varios momentos a lo largo de toda mi vida. Este fue uno de ellos, audicioné para un estudio de baile acá en Lima y bueno, ahora soy instructora… y los horarios que tengo compatibilizan perfecto dándome los espacios para trabajar en ambos proyectos”.
Mariángel está certificada como Coach además, por lo que también trabaja de manera particular orientando a sus coachees acá en Perú como en otros países de la región. “Esa es la maravilla de la tecnología…. tengo coachees en Colombia y en Venezuela a los que puedo atender vía remota. No hay excusas cuando se quiere”.

“¿Lo más complejo de convertirme en emprendedora? Creérmelo. Ese fue un momento importante para mi. O sea, creerme capaz de poder sostenerme yo sola con mi emprendimiento. Y segundo predicar con el ejemplo y no escuchar a mis cercanos que me decían… ¿cómo vas a abandonar tu trabajo y tu oficina y ese look de ejecutiva exitosa para irte a trabajar a la sala de tu casa? Es gratificante aprender que podía vivir con muchísimo menos de lo que tenía. Porque emprender no siempre es un camino bañado de rosas, muchas veces tienes que ajustar, pero aprendes a valorar lo que es realmente importante… ponte, yo valoro mucho mi tiempo, el gozo que yo siento cuando estoy haciendo lo que me gusta no me lo paga nada ni nadie. Cuando yo veo una mamá salir de un taller contenta porque ya tiene respuestas a sus inquietudes, eso no lo paga nadie”.
A diferencia de muchas nuevas emprendedoras a las que les cuesta la auto-estructura cuando inician, Mariángel vivió todo lo contrario: “Al principio del proyecto me levantaba temprano, justo cuando mi esposo también lo hacía para ir a la oficina; me sentaba en la computadora como una máquina de trabajo, respondiendo correos, viendo las redes, investigando, escribiendo artículos y, literal, me daba la hora en que llegaba mi esposo de su trabajo y yo seguía en pijamas. Y ojo, no es que me quedara viendo Netflix ni nada, es que no me daba cuenta que se me había pasado el día de lo metida que estaba en el trabajo. Entonces dije, esto no puede seguir así, tengo que ponerme un horario. Y al inicio me tenía que poner alarmas para almorzar por ejemplo; de ahí me di cuenta que mis perritos eran perfectos para la pausa activa, cuando venían a que les haga cariño me paraba, me estiraba, jugaba un ratico con ellos y me sentaba nuevamente a trabajar”.
Nos cuenta que la organización es una de las características que la define, por lo que no tuvo problema con la planificación del trabajo en si, pero si tuvo que diseñar horarios y gestionar su tiempo para que no la sobrepase, “Tiene que ser un camino de balance, de bienestar, que va a ir modificándose según las circunstancias. Por ejemplo, acá en Perú nuevamente me cambió todo el esquema, porque ahora trabajo fines de semana, entonces tuve que mover mi calendario pero siempre respetando los espacios para mi. He tenido que reinventarme con las horas de descanso, encontrando espacios sin que te generen culpa. Tienes que apropiarte de lo que es tener autonomía con tu horario. Tienes que ser extremadamente organizada”.
Dentro de los planes a futuro, Mariángel ya está trabajando, además de nuevas conferencias y talleres, en el desarrollo de un libro en que pueda volcar todo lo aprendido en estos 10 años de servicio. Además, está en la búsqueda de crear un espacio donde las personas puedan ir a encontrar información de valor. “Hay que devolver todo lo que el Universo ha puesto en tu camino”
“Yo valoro mucho que la gente esté empoderada, que sepa, que conozca. Las personas educadas saben cómo tomar decisiones y son asertivas. Hay que educar, hay que enseñar y, muy importante, hay que aprender todos los días”.
“¿Qué le diría a una mujer que quiere emprender? Que pase por el fuego del autoconocimiento. No para quemarse, sino para acercarse a ti misma. Porque toda vez que reconoces en que eres brillante, y que tienes para dar, cuando eres capaz de atender tus propias necesidades, entonces vas a saber en que eres buena para atender las necesidades del otro, que le puedes sumar, que le puedes aportar”.
«Cuando te conoces y eres consciente de cuál es tu propósito, el miedo se disipa. Lo demás viene solo. Cuando descubres tu poder eres indetenible”.