Hace casi año y medio Gabriela Ortiz llegó al Perú desde su natal Venezuela buscando nuevas oportunidades para ella y, sobre todo, para su pequeña niña. “Yo estaba, digamos, estable laboralmente. Pero el tema económico, por más que yo trabajara en mi profesión, no daba para vivir como yo quería y poder criar a mi hija como mi madre me crió a mí. Entonces, tuve que tomar la difícil decisión de dejar mi país”.

Esta docente, especialista en planificación educacional, ya había iniciado el camino del emprendimiento en su ciudad pero, por motivos obvios, hacerlo prender fue muy complejo: “Lo empecé unos meses antes de venirme a Lima, pero la situación no me permitió crecer con ese proyecto… o era comprar comida o era invertir en mi negocio, así de simple… así que tuve que parar la idea. Pero yo siempre, siempre, desde muy chama, he tenido las ganas de hacer algo por mí misma, que sea mío. Dios me ha dado la bendición de ser muy creativa y he experimentado antes en muchas otras cosas. He hecho joyas, prendas, he fabricado trajes de baño, me preparé para eso, pero si bien me encanta el diseño, la costura no me gustó mucho” nos cuenta entre risas. Cuando Instagram empezó a tomar más fuerza se hizo práctica común empezar a seguir cuentas inspiradoras; es ahí, curioseando en redes, que Gaby se dio con una propuesta divertida, bonita y deliciosa: “La repostería me llamaba mucho la atención desde siempre e hice algunos cursos, pero la idea de CHOCO CHIC nace cuando me doy con unas ideas del exterior y digo ¡eso se ve muy lindo y muy rico! Y así quedé enganchada con la idea de trabajar con las fresas y el chocolate”.
Ya en Lima, trabajando formalmente como profesora de los niños más pequeñitos en un colegio, puso manos a la obra. Como especialista en planificación, lo primero que hizo fue proyectar como iba a ser su negocio. “La planificación forma parte de mi”, así que trazó lo que quería hacer y cómo lo iba a hacer, buscando proveedores, viendo cómo promocionarse y generando nuevos clientes.
“Claro, una tiene un plan bien armado cuando monta un negocio y quieres recuperar y ganar rápidamente, pero hay que ser conscientes que todo es un proceso. Yo pisé tierra y entendí que primero me tenía que conocer la gente, tenía que mostrar mis productos, que crean en lo que estoy haciendo”. Con esto como norte, hoy puede asegurar que va a cerrar el 2019 satisfecha por todo lo logrado. “Las ventas han ido creciendo despacio, pero mi marca ya empezó a hacerse conocida y gracias a Dios se han dado las cosas, mi emprendimiento ya está montado y no lo voy a dejar por nada porque me encanta lo que hago y más me encanta cuando la gente recibe sus Choco Chic y me cuenta que le encantó, eso me emociona demasiado. Porque de eso se trata, que lo que tú hagas alegre a la gente”.

Como muchas mujeres, Gaby mantiene en paralelo su trabajo como dependiente y su emprendimiento. Esto hace que tenga que organizar súper bien sus tiempos para poder cumplir al 100% con ambas responsabilidades: “Yo trabajo como profesora en el colegio hasta las 3.30 pm. De ahí me voy para la casa y empieza el trabajo de emprendedora. Las fresas son lo más delicado de mi producto, así que las compro horas antes de una entrega. Ya tengo mis proveedores, tanto cerca al colegio como cerca a mi casa. Cuando llego a casa preparo algunas cosas que sean no perecibles. El día de la entrega, antes de irme a trabajar, armo todo. Me despierto a las 4.00 am y preparo mis pedidos, dejo coordinados los deliveries y de ahí me voy al colegio a trabajar. Ya tengo dos personas de mucha confianza con las que trabajo las entregas por la zona donde vivo, que está un poco alejada a dónde trabajo. Cuando el pedido es más cercano a mi trabajo me lo traigo conmigo y desde el colegio, antes de empezar mis labores, lo despacho. Las entregas para fines de semana las hago más relajada; trabajo toda la mañana preparando los pedidos y muchas veces yo misma hago los repartos en las tardes”.
Gaby es un ejemplo del por qué es tan importante la correcta gestión del tiempo, sobre todo cuando tenemos que cumplir con más de una actividad a la vez. Identificar prioridades y dedicar espacios específicos en nuestra agenda (como la técnica del time blocking, por ejemplo) nos sirven para incrementar nuestra productividad sin tirar la toalla por agotamiento.
En la misma línea, Gaby optó por delegar el manejo de sus redes sociales a una amiga experta en el tema: “Es una amiga muy receptiva, me aconseja, me da muchas ideas, me ayuda mucho, es una gran partner, nos llevamos muy bien”. Delegar no significa no estar involucrada, ojo, es una relación comercial donde el feedback entre emprendedora y proveedora/o de servicio es crucial para lograr los objetivos propuestos. “Nosotras trabajamos mucho en conjunto, por ejemplo, le quise dar un enfoque diferente a las imágenes así que le mandé un listado y lo revisamos juntas para ver cómo proceder…. Ahora quiero generar más ventas a través de las redes sociales y tenemos que trabajar para potenciar eso”.

Uno de los temas más importantes que Gaby tuvo que resolver para darle empuje a su negocio fue poder implementar un espacio de trabajo que fuera no sólo funcional, sino que también le permitiera cumplir con los estándares necesarios. “Todo se ha ajustado perfecto para poder empezar. Encontré un espacio bastante grande que pude alquilar y acondicionar para trabajar, entonces tengo un mesón donde están todas mis cosas, y donde preparo perfectamente mis arreglos”.
La práctica hace a la maestra y ella lo tiene clarísimo: “Cuando recién empecé dudaba un poco, sobre todo por el manejo del chocolate, porque trabajar con él es delicado. Empecé a inventar y experimentar por mi propia cuenta, observando las ideas o lo que se me ocurra en el momento y lo pongo en práctica. Si no me sale como esperaba voy anotando en que he fallado y vuelvo a intentar perfeccionando la técnica, así hasta que me salga como quiero. He mejorado bastante… sigo practicando y sigo mejorando. Ahora soy bastante más eficiente en mis preparaciones y diseños”.
En el costeo es también bastante ordenada. Cuando tiene una nueva idea primero la dibuja con todos los detalles: “De ahí empiezo a costear los materiales, la mano de obra, el tiempo que me puede tomar hacerlo, los detallitos que va a llevar adicionales… y todo queda registrado en mi agenda”. Identificar correctamente nuestros costos es indispensable para una correcta gestión de nuestro emprendimiento. Si no los tenemos bien definidos no podemos asegurar que nuestro precio de venta los tenga cubiertos generando utilidades … ¿estamos realmente ganando plata en nuestro proyecto? Gaby sabe que sí, su emprendimiento es rentable, aunque aún quiere hacer algunos ajustes para poder reinvertir y seguir creciendo.

Empezar un negocio ya es complejo. Hacerlo en un país diferente al que recién has llegado, más. Pero eso no ha sido impedimento para Gaby, quien no solo estudia constantemente su mercado, sino que sale al ruedo buscando alianzas estratégicas para aumentar sus ventas. “Ahorita mi visión es poder llevar Choco Chic a bodas, cumpleaños, sacar diferentes tipos de presentación. He contactado con agencias que organizan eventos, también con empresas que hacen fiestas infantiles… Les pareció chévere mi marca y se iban a poner en contacto conmigo si algún cliente lo quiere en su celebración”.
Mientras tanto ya está planificando con muchas ganas el 2020: “Mi año en producción va a partir en febrero porque en enero voy a estar de viaje, me voy a Venezuela a ver a mi hija y mi madre ¡mis dos pilares! …. Pero estoy bastante emocionada porque regreso y me voy a dedicar de lleno a San Valentín ¡Ya tengo muchas ideas lindas para armar para esa fecha!”.
Planes a futuro tiene varios además de crecer con Choco Chic, desde poder dictar talleres donde les enseñe a otras emprendedoras como hacer arreglos similares a los que comercializa, hasta poner un café boutique. “Soy una persona muy soñadora… y lo que me trazo veo la manera de cumplirlo” nos dice convencida de que este es sólo el inicio de las muchas cosas buenas que se vienen para su marca… “Yo confío en lo que hago ¡y nada, sigo adelante! Porque si tú tienes una idea, si te lo propones lo logras. Y yo tengo todas las ganas del mundo de sacar adelante mi proyecto”.

“Tienes que creer en tu talento, en ese llamado… porque esto no le nace a todo el mundo. Si nace en ti querer emprender, tienes que hacerlo. Quizá al primer momento no va a ser como lo esperabas, pero con disciplina, planificación, tiempo y, sobre todo amor por lo que haces, la energía va a fluir”.

