Claudia Gordillo estudió la carrera de Gastronomía y al terminar postuló a una empresa de catering para el área de cocina. La llamaron, pero le ofrecieron un puesto en otra área muy distinta: la supervisión de eventos. Ahí no solo aprendió muchísimo sino que quedó prendada con este mundo, tanto que después de un tiempo renunció y creó AMBROSÍA CATERING, su propia empresa.
“Partí hace once años con mi mamá en esta aventura; primero con cosas muy chiquitas, recomendaciones de familiares, tocando la puerta a todo el mundo, conociendo proveedores… como todo comienzo costó, pero de ahí fuimos creciendo” Hoy Ambrosía Catering es una empresa consolidada y muy bien posicionada en el mercado; ganadora en el 2018 del premio ZIWA, otorgado por el reconocido portal de organización de matrimonios Zankyou.

“Cuando recién comienzas aprendes con los errores” nos cuenta, “Me pasó que proveedores no cumplían con los tiempos o me llevaban cosas de mala calidad y tienes que solucionarlo al toque sobre la marcha porque eres tú quien tiene el compromiso con el cliente. Ahora ya tengo una relación larga y de confianza con los proveedores con los que trabajo, pero esto ha sido en el tiempo”. Y es que, para que nuestro negocio tenga la oportunidad de crecer, los proveedores son pieza clave: debemos buscar a los mejores y construir una alianza en la que ambas partes se beneficien.
Como la mayoría de emprendimientos, Claudia empezó a operar con una inversión chiquita: “Al inicio era solo una cocina, un microondas y mi laptop. No tenía ni ollas, ni sartenes, ni nada. Mi Tía me prestaba su cocina para poder atender los eventos que iban saliendo…. Ya después, a medida que nuestros clientes aumentaban, pude comprar la congeladora, los balones de gas, etc, y llegó el momento de alquilar un espacio que ahora es mi taller el cual equipamos. Ha sido una inversión fuerte, pero necesaria para seguir creciendo”. Claudia realiza casi una mudanza cada vez que atienden un evento como un matrimonio: en su camión va la cocina, la congeladora, la mantelería, los adornos y todo lo necesario para que todo salga según lo previsto.
Pero si bien es fundamental asegurar la calidad en insumos y decoración, el éxito de cada implementación depende también del grupo humano que lo desarrolle. “Felizmente tengo un grupo de colaboradores muy unidos con los que trabajamos. Cuando son eventos grandes nos organizamos bien, tengo cabezas de equipo que son responsables de su grupo y área. Pero igual estoy siempre supervisando todo para que salga tal como los clientes lo pidieron…. Es mi imagen la que está en juego”.
Cuando una llega a un matrimonio, baby shower o fiesta ve todo listo; pero el trabajo de organizar el evento es largo y minucioso para no dejar ningún detalle fuera. “Ahora todo empieza con un inbox o un whatsapp. Se piden algunos datos iniciales y se envía la primera cotización… de ahí se hace el seguimiento. Pero las reuniones son básicas, así conoces a las personas y ves cuales son realmente sus requerimientos y como puedes armar lo mejor para ellos dentro de su presupuesto. Y lo más importante es que haya química”.

Una vez que le confirman la fecha empieza todo. Conocer el local, definir el estilo, el cronograma, las degustaciones, etc. “La mayoría de novias ahora están bien organizadas, con un cuadro de presupuestos en excel bastante claro” nos dice, aunque claro, muchas veces tiene que ir modificándose y adaptándose porque surgen “imponderables”, como los invitados que no confirmaron asistencia pero llegan igual, “hemos tenido que armar mesas a último minuto”. Pero esto no la desmotiva para nada, todo lo contrario, son anécdotas que quedan en el olvido una vez que ve a los novios bailar y disfrutar de ese día tan importante. “Muchas veces me emociono y me pongo a llorar” nos dice riendo, “Lo más gratificante es cuando después de un evento ves a todos contentos, saber que has hecho un buen trabajo no tiene precio, ser parte de ese momento tan importante… compartimos tantas cosas durante el proceso así que es imposible no estar feliz por ellos”.
“Cuando empecé con Ambrosía, confiada yo, no hacía ningún contrato y me pasó alguna vez que me dejaron plantada. Entonces ahora con todos los clientes se firma uno en el que todo está bien detallado para que por ambas partes estemos tranquilos”. En el caso particular de los matrimonios, la separación del servicio es en promedio un año antes: se fija la fecha, los novios pagan la separación y se firma el contrato. El adelanto se paga un mes antes de la boda y la cancelación final diez días antes. “Cuando son corporativos es diferente, las facturas son a 30, 60 días o a veces más… claro, tengo clientes con los que ya tenemos una relación de trabajo por años que son súper puntuales con el pago de las facturas, pero con los nuevos hay que definir bien desde un inicio las fechas… porque un atraso en el pago de una factura te desfinancia”.
Y es que ahora han crecido como empresa. Además de Ambrosía en enero de este año se creó Crisantemos Producciones, una productora más enfocada en el desarrollo y organización de eventos corporativos.
“En esta nueva empresa estamos juntos con Omar, mi esposo. Él es súper comercial, así que está a cargo de la estrategia para crecer en el mercado. La verdad es que trabajar juntos nos ha unido más, nos apoyamos mutuamente para darle fuerza a este nuevo hijo”.
Para esto Claudia también decidió volver a las aulas a llevar un diplomado para especializarse y tener nuevas herramientas para tratar con este nuevo tipo de cliente. “Pero al final, la experiencia te la da la cancha”, nos dice convencida.

¿Cómo organiza su tiempo?
“Trato de hacer todo en las mañanas, cuando mi hija está en el colegio… de hecho a veces me quedan cortas, pero avanzo todo lo que puedo para después irla a buscar al colegio, almorzar juntas, llevarla a las actividades que tiene algunas tardes, y de ahí compartir juntas en la casa…. Muchas veces en las noches tengo agendadas reuniones también, cuando los novios trabajan se pueden juntar solo fuera del horario de oficina”.
Su niña la acompaña a ella y a Omar en ocasiones, cuando son visitas cortas a tomar fotos o a ver una locación o montaje, “cuando hago las muestras de mesa en mi casa ella me ayuda a poner el mantel, los platos, cubiertos ¡y se entretiene!” nos cuenta entre risas “es bueno que conozca el trabajo de mamá y papá”. Equilibrar la agenda laboral, familiar y social es algo en lo que todavía está trabajando porque el giro de su negocio le demanda varias noches y fines de semana “Cuando estoy en un evento me quedo hasta que termina…. Y llego mucho antes que lleguen los invitados, así que son al menos 10 horas que estoy ahí. Encima, ponte, noviembre y diciembre son los meses más fuertes porque hay un montón de eventos, y coincide con actividades del colegio o con amigas… así que se me cruzan. Este año voy a ver como lo manejo, como ahora somos los dos los que estamos en la empresa veremos cómo nos organizamos”.
Todo el trabajo administrativo lo hace desde la casa y las reuniones con proveedores y clientes muchas veces son en cafés; las muestras de mesa las prepara en su casa. “Ahorita pagamos alquiler del taller, no podemos asumir el alquiler de una oficina. La idea es crecer con la productora y poder tener un local más grande donde integremos todo”.
El crecimiento de Ambrosía ha sido en gran medida por el boca a boca, aunque Claudia ha invertido también en publicidad, tanto en redes como en la revista Cásate y Punto. La calidad de su trabajo ha sido la mejor carta de presentación para crecer sostenidamente estos once años. Ha tenido tropiezos, claro está, «Pero nada, a voltear la página y seguir avanzando”.
Claudia nos dice que para ella es muy importante escuchar a sus clientes y así encontrar las oportunidades de mejora en su negocio: “Siempre tengo la oreja parada para escuchar todo, porque una aprende de todos. Siempre pido un feedback, ver en que podemos mejorar, eso es básico”.

“Si quieres emprender, hazlo. Si no lo pruebas nunca vas a saber si va a salir bien o no. Y uno de los fracasos aprende. ¿No te sale bien a la primera? no importa, sigue intentando”.
Lo dice muy convencida esta emprendedora que inspira, que empezó atendiendo celebraciones chiquitas y que un día aceptó una recomendación de un primo para trabajar con una productora de conciertos y ya va encargándose del backstage en más de cien con artistas de la talla de Paul McCartney, Aerosmith, Katy Perry, Lenny Kravitz, entre otros. Que se lanzó a manejar matrimonios y que ahora apunta también por eventos corporativos.
“Eso le transmito siempre a mi hija: que cuando ella se proponga algo lo siga, que nunca deje que la gente le diga que no puede hacerlo”.
Pero nos recalca que sacar adelante a tu negocio es es un trabajo constante y disciplinado: “Los clientes no te caen del cielo… ni te van a venir a tocar la puerta cuando recién comienzas. Cuesta. Hay veces que vas a querer tirar la toalla, que no vas a querer levantarte de la cama… porque obvio que hay períodos difíciles, pero las cosas se van acomodando solas, tienes que confiar en el proceso, tienes que confiar en tus habilidades y en que todo se va a dar. Ponte, hay veces que me levanto en las mañanas y pienso no tengo nada esta semana, y de repente ¡pum! ¡salen cosas!… tienes que seguir y creer en ti”.
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