Desde que estaba en la Universidad, en su natal Chiclayo y con diecisiete años, Graciela ya tenía la idea de poner un negocio en el que vendiera ropa para mujer y que ésta fuera asociada al empoderamiento femenino. Sin embargo, aún no tenía muy claro cómo hacer para aterrizar ese sueño y convertirlo en realidad. “Yo soñaba con tener una marca con la que las mujeres se sintieran identificadas – aunque aún no tenía nombre – y, sobre todo, que se sintieran lindas al vestir mis prendas”
El tiempo pasó, Graciela terminó su carrera y hace doce años decidió venir a vivir a Lima donde se inició en el mundo corporativo, en el que se sigue desempeñando hasta el día de hoy. A pesar de que le gusta mucho su trabajo la idea de tener su negocio propio siguió rondando siempre en su mente, así que poco a poco comenzó a ahorrar con el objetivo de hacerlo realidad en algún futuro. “Yo no me animaba a decir ¡este es el momento! Porque, honestamente, me daba miedo fracasar, me asustaba invertir y que me fuera mal y eso hizo que lo dilatara por mucho tiempo”. Así fueron pasando los años, decidió darle prioridad al aspecto académico estudiando una maestría y luego salió embarazada. “La verdad es que seguí aplazándolo con mil y un pretextos, porque no me animaba a dar el primer paso”.
Suele pasar algunas veces que, para darnos cuenta de todo aquello que somos capaces de lograr, algún evento nos tiene que remecer y sacar de nuestra zona de confort. Graciela tuvo que vivir ciertos episodios personales que marcaron un antes y un después. Así fue que dejó los miedos y excusas a un lado, se aferró a la valentía que todas tenemos dentro y en Junio del 2018 le dio vida a Tinthaya.

“Esta es una palabra en quechua que significa invencible, pero yo la adapté un poco y para mi significa: la que todo lo puede. Me quedé con esa frase porque va de la mano con el duro momento que yo estaba atravesando, donde me sentía perdida. Anímicamente no era mi mejor momento y me llegué a sentir sobrepasada, hasta que me di cuenta que era lo que necesitaba mejorar y es ahí cuando por fin decido poner mi empresa para ir en busca de mi sueño”.
Tinthaya nació con mucha precaución dando pequeños pasos. “Inicialmente yo quería vender ropa para usar en la oficina, así que importé dos blusas que vendí en 30 minutos y me di cuenta que ya no tenía mercadería para continuar con mi emprendimiento. Ahí decido ir a Gamarra en búsqueda de proveedores y en el camino comprendí que era necesario empaparme más del tema ya que vender ropa para otras personas no es lo mismo que comprar ropa para mí”.
Es por ello que en paralelo decidió estudiar para perfeccionarse. Primero fue Asesoría de imagen, luego un curso para ser Personal Shopper. “Así es como aprendí acerca de lo importante que es la calidad de la tela, la caída, cuáles son los diseños o cortes que le quedan mejor a un tipo de cuerpo que a otro y mucho más”.
Con estos conocimientos adquiridos, ya le resultó bastante más fácil encontrar los proveedores adecuados para su negocio: “En un principio opté por comprar la mayoría de las prendas ya hechas y recién desde este verano 2020 comencé a mandar a hacer otras”. Graciela nos dice que en un inicio lo más complicado fue organizar su tiempo para seguir cumpliendo eficientemente en su trabajo y en paralelo dedicarse a su emprendimiento, sin descuidar tampoco su vida personal, es por ello que no podía mandar a hacer tantas prendas como quería hasta que encontrara el equilibrio.
Graciela decidió ver el lado positivo de la cuarenta y, el estar trabajando desde casa con home office, le ha permitido enfocarse un poco más en crear sus propios diseños ampliando su línea y dándole más alternativas a sus clientas. “Si bien actualmente no puedo seguir trabajando con todos los proveedores que tenía antes de la pandemia, si me he quedado con uno de ellos y es con él con quien confecciono ahora todas mis prendas ”.
Actualmente Tinthaya es más que una tienda virtual de ropa para mujer: “para mi es muy importante poder asesorar a mis clientas, así que suelo conversar con ellas para saber si efectivamente la prenda que están comprando les va a quedar bien, les hago sugerencias y recomendaciones, porque considero primordial que mi cliente quede satisfecha con el producto, que realmente lo use y se sienta linda al hacerlo y no que éste se quede metido en un cajón porque probablemente no le quedaba como ella esperaba”.
Además del servicio de asesoría que brinda, para ella también es muy importante reforzar temas como el amor propio y la aceptación personal. “Me parece que es fundamental tener bien presente cuanto valemos y todo lo que podemos lograr, así que la manera que yo encontré para aportar en ese sentido es teniendo prendas con frases que refuerzan este mensaje y también genero contenido en mis redes que sé que puede ser útil para todas”
A Graciela le gusta poder mostrar sus prendas con mujeres que tienen cuerpos reales, es por ello que no contrata modelos para sus fotos y vídeos, por el contrario, muchas veces es ella misma la que sale usándolas de manera cotidiana y lo complementa con fotos de sus clientas utilizando las prendas. “Esta es una forma de reafirmar que no necesitamos “el cuerpo perfecto” para vernos lindas, lo que importa es si usamos las prendas adecuadas. Tu talla no debe definir que te veas y sientas bien”
“Una de las cosas más difíciles para mí fue dejar de lado todos mis miedos, que en algunos casos podían ser justificados, pero en otros son las propias trabas que nosotras mismas nos ponemos. También fue perder la vergüenza y aprender a tirarme a la espalda los comentarios negativos que no tienen por objetivo aportar a que mejores sino, por el contrario, buscan hundirte. Por eso, en general, es importante rodearte de personas que sumen en tu vida.”
En cuanto a las cosas que más satisfacción le han dado emprender, hay dos que recalca: “fuera de la retribución económica que definitivamente es importante y que espero en algún momento poder vivir solo de esto, es que siento que de cierta manera ayudo a mis clientas a que se vean bien y, sobre todo, que se sientan bien y es esto es algo que me gustaría poder profundizar en un futuro.”
¿Qué recomendación, le puedes dar a las futuras emprendedoras o incluso a las que ya están en esta aventura?
“Les diría que sean valientes, que no permitan que su cerebro las autosabotee. Claro que hay que planificar pero no por eso hay que encontrar trabas donde no las hay. Que tengan en cuenta que no todos los emprendimientos necesitan un gran capital para comenzar – depende del giro de negocio al que te quieras dedicar – y hay perder la vergüenza de contar que estamos emprendiendo, porque eso es algo que a todos nos cuesta mucho. Finalmente les diría que piensen en el propósito que va a tener ese emprendimiento, puede ser que solo lo quieran ver desde el lado económico y es totalmente válido, o si quieren que este también aporte algo a la sociedad y en base a ese propósito trazar su plan de trabajo”.