“Yo estudié artes plásticas, y me especialicé en diseño industrial. Mi pasión siempre fue diseñar para niños y todos mis proyectos de la universidad los hice enfocados en el diseño sostenible y en el juego a través de la educación” nos cuenta Diana Field, creadora de Numbra – Arte para el Alma , una marca peruana consolidada no solo en la venta de atrapasueños, sino en diferentes piezas hechas a mano y talleres didácticos.
“Todo comenzó de casualidad la verdad. Mientras estudiaba arte a mí me encantaba ir a unas fiestas de música electrónica que eran en Chaclacayo. Un día la dueña de la productora, que sabía que yo era artista, me consultó si estaba interesada en hacer una escenografía para un conjunto de fiestas que iban a haber; el objetivo era crear un toldo hecho de atrapasueños que cubriera 80m2… y lo acepté”. Así, muy segura, tomó el compromiso aún sin saber muy bien cómo lo iba a hacer: “Yo tenía atrapasueños que me había comprado en Cusco, pero nunca en mi vida había hecho uno. Me mandaron una hoja y me dijeron ´así se hacen, metes esto por acá, sacas esto por acá´, punto. El más chico que teníamos que crear era de un metro de diámetro, el más grande de metro ochenta, de locos” relata hoy entre risas. “Le pasé la voz a una amiga escultora de la universidad que es también super capa y sus esculturas eran super grandes, así que tenía más experiencia en armar cosas a gran escala… así que nos juntamos y vimos cómo lo íbamos a hacer”.
Un mes entero tejiendo atrapasueños y dos días locos de montaje hace seis años fueron, sin saberlo, el inicio de Numbra.

“A la fiesta fueron como mil personas y se enteraron que este toldo bravazo lo habíamos hecho nosotras. Luego de eso me empezaron a pedir piezas e hice varias. Una cosa llevó a otra y un día me llamaron de un hotel, luego me llamaron de una tienda y así empecé a crecer”.
En ese minuto Diana estaba terminando su carrera y no tenía mayor experiencia laboral porque sus estudios ocupaban casi todo su tiempo: “salía de mi casa a las ocho de la mañana y regresaba a las nueve de la noche, era súper intenso así que no podía trabajar, por ende, hacer atrapasueños me ayudaba a ganar alguito y además me vacilaba un montón”. Sin embargo, seguía viendo todo esto como un pasatiempo que disfrutaba y que le daba un ingreso, pero no como un futuro al cual dedicarse por lo que, terminando sus estudios, entró al mundo corporativo en el rubro de investigación e innovación de productos digitales. “Era un trabajo muy creativo, pero full tecnológico. Llevar Numbra en paralelo era una forma de expresar mi lado artístico”.
Fue por consejo de su papá que decidió constituir una empresa, “él me impulsó mucho, yo le decía que cómo esto iba a ser una empresa y él me decía que sí, que si le metía punche y me ordenaba podía convertirse en una, así que lo tomé más en serio”.
Los atrapasueños surgieron el 2014 y la empresa el 2016. Diana contrató a dos asistentes para poder trabajar los pedidos que seguían creciendo mes a mes. Sin embargo, no tenía establecido ningún proceso, punto particularmente importante para poder maximizar los recursos, reducir las pérdidas y mejorar la toma de decisiones que permitan el crecimiento de nuestro negocio. “La verdad es vendíamos, nada mas…. No sabía cuáles eran mis costos, la ganancia real, nada. Y mi papá como buen ingeniero me decía: hijita tienes que hacer tu Excel” nos dice ahora entre risas, “yo intentaba, pero la verdad, era una tabla con números y letras desordenadas… recién ahora, que tenemos una persona en la empresa que maneja todo eso, cuando vio los exceles que manejábamos al inicio se quería morir”.
Consciente de que su empresa se iba a estancar si no tomaba acción, Diana renunció a su trabajo para tomarse un año sabático junto a su novio y, si bien iban a aprovecharlo viajando, ella podría concentrarse en Numbra : “En el otro lado del mundo, con los horarios cambiados, desde Cambodia o Tailandia, yo vendía y coordinaba todo con mi equipo de tres personas en Lima. Aún estando lejos las ventas se triplicaron y es porque estaba 100% enfocada en mi marca”. Si bien era un éxito el crecimiento, Diana sentía que aún había muchos errores que no le permitían tener toda la operación bajo control.
“En eso estaba cuando me llamaron de una empresa en Perú y me ´sedujeron´ para que volviera. Me ofrecieron algo super chévere que a nivel profesional me iba a hacer crecer mucho. Era una muy buena oportunidad, así que decidimos regresar”. En este punto, su novio -que la había visto trabajar a full en su marca estando a kilómetros de distancia –empezó a involucrarse de a pocos: “Él es ingeniero también y primero me daba algunas ideas, luego hizo un análisis de todas las fallas y volvimos al punto inicial: no existía un proceso definido. Yo no tenía ordenados mis inventarios, no tenía una proyección de ventas, había que definir los costos, los gastos ¡todo! Así que entró al equipo y manejábamos todo en paralelo con nuestros trabajos corporativos, hasta que llegó la pandemia”.
Si bien el confinamiento golpeó a muchos emprendedores en diversos rubros, Numbra continuó manteniendo su curva de ventas. La desventaja fue que durante la cuarentena obligatoria Diana era la única persona dedicada a hacer las piezas. “Incluso cuando se levantó la cuarentena y el equipo empezó a reincorporarse fue una por una y en turnos… no fue nada fácil, pero nos sirvió para organizarnos mejor e implementar el proceso que habíamos diseñado”. El taller lo maneja desde su casa, acondicionando los espacios, lo que le permitió seguir operando en todo momento.
Poco antes de empezar esta “nueva normalidad” su novio había renunciado a su trabajo como dependiente, dedicando su tiempo a esquematizar la nueva forma de trabajo, así que todo estaba encaminado. Sin embargo, llegó un minuto en que para Diana era inmanejable dedicarse a dos trabajos. “Hasta hace tres meses y medio yo era la única que vendía, manejaba las redes, veía la parte administrativa… ¡era agotador! Yo hace ya algunos años aprendí a delegar la parte de producción, que me costó porque como emprendedora una quiere estar en todas, pero fue totalmente necesario. Ahora tuve que delegar la parte de ventas y fue un proceso súper duro dejarlo ir, pero era necesario también para crear nuevas cosas y seguir creciendo”.
La clave en todo caso – ¡y eso lo tiene clarísimo! – es la correcta y constante capacitación y comunicación: “Tenemos reuniones semanales con los equipos de producción y ventas, donde aprendemos de nuestros errores y celebramos nuestros triunfos”.
Además de la creación de piezas, Diana enseñaba cómo hacerlas a través de talleres presenciales que eran muy concurridos. Como muchos de sus nuevos proyectos en la marca, estos nacieron escuchando los gustos y preferencias de sus clientes. “Todo comenzó en un cumpleaños infantil, me pidieron hacer un taller para niños y yo tengo mucha experiencia en eso porque hacía voluntariado cuando estudiaba arte; así que me animé y los empecé a hacer. De ahí vinieron unos talleres en las tiendas donde vendíamos las piezas y tenían mucha acogida, así que un día me animé a hacerlos en casa”. Diana nos cuenta que lo mas gratificante de estos talleres era poder comprobar que las personas que acudían estaban en la misma sintonía, lo que generaba un ambiente muy rico y lleno de buenas vibras, “me encantaba ver como salían todos relajados y felices con una pieza que crearos ellos mismos, y el buen ambiente que se generaba”. Esto la cautivó e impulsó a seguir en el camino de la enseñanza, organizando al menos dos al mes con diferentes técnicas.
“Y es que, por ejemplo, lo que nos ha ayudado a mi y a mi novio a liberar nuestra mente para no estresarnos durante la cuarentena ha sido el arte, él con la música y yo con los atrapasueños”
Así que, cuando ya no se podían organizar mas por el confinamiento, Diana recorrió todo su departamento buscando utensilios y materiales simples, presentes en cualquier hogar, para crear una pieza. Al lograrlo organizó una transmisión en vivo a través de su instagram no solo para enseñar cómo hacerlo, sino para que sus seguidoras tengan también un espacio de relax necesario, “muchas personas se conectaron y tuvieron resultados hermosos, fue super bonito”.
Así, con este testeo previo, organizó un calendario de talleres online que se mantiene hasta el día de hoy y que le ha permitido llegar a mucha más gente, en Lima y en otras ciudades. “Los primeros talleres fueron sin materiales, yo les decía previamente a las personas que necesitaban y que podían encontrar en su casa. Luego, ya cuando pudimos hacer delivery, repartíamos los materiales. Esto viene siendo una experiencia muy bonita, creo que un montón de personas han abierto su mente y han descubierto que es muy importante poder dedicarse un momento para uno mismo”. Diana nos comenta que, incluso cuando estén autorizadas y pueda retomar las clases presenciales, va a mantener también la modalidad online a la que encuentra muchas ventajas: “yo trabajo con la cámara apuntado directamente a mis manos a 15 centímetros, eso les da mejor visibilidad a todos los participantes”.
Ahora, además de enviar los materiales, el equipo Numbra está enfocado en ofrecer una experiencia completa a cada alumna/o. Han generado un catálogo completo para que, quienes quieren aprender ya sea por relajo o por una idea de negocio, no tengan que salir a buscar los implementos en distintos lugares, como le pasó a ella al inicio. “Además nos hemos aliado con empresas amigas, marcas emprendedoras también, para apoyarnos y seguir creciendo en conjunto”.

“Tengo un montón de ideas en la cabeza, tengo muchas ganas de crear otras piezas, con nuevas técnicas” nos dice realmente emocionada cuando le preguntamos ¿qué se viene en camino? “Además estamos trabajando en desarrollar nuevos proyectos, uno es la representación de unas marcas que estamos importando desde Brasil, que no solamente son elementos que no se encuentran acá, sino que tienen todo un tema ecológico, no usan agua en su manufactura y han reducido su impacto ambiental y eso es algo que nosotros fomentamos siempre, la sostenibilidad”. De hecho, Numbra busca ser socialmente responsable y trabaja hace ya varios meses con aros de plástico reciclado biodegradable en algunos de sus tamaños, así como en los nombres que van como accesorio de sus piezas.
“¿Qué le diría a una mujer que quiere emprender?
Primero, que emprender no es un sueño de hadas, eso es importante saberlo. Tienes que saber desde el inicio que te vas a mojar con absolutamente todo, desde lo más fácil hasta lo más complejo.
Ahora, la principal ventaja de emprender es que lo que tu sueñas no tiene límites, los limites te los pones tu misma… sin embargo, y a mí me hubiera gustado que me refuercen esto, es que siempre es importante saber decir “no, hoy voy a descansar”, sino entras en un círculo vicioso. Por el ímpetu de hacer mas y querer sacar las cosas rápido te olvidas que también existes tú, tu familia, tus amigos.
Está bien trabajar y sacarte la mugre por tu negocio, pero tienes que aprender a dedicar tiempo para ti, sino el cuerpo y la mente colapsan.
Por último, hay que soñar en grande pero comenzar pequeños, eso es muy importante también. Ten la visión y planea cómo vas a a llegar a ese objetivo por partes… y si algo sale mal, que pasa, tienes que ser resiliente y transformar tus emociones positivamente”.