Al emprender, uno de los primeros consejos recibidos fue despertar más temprano. Curiosa recomendación, considerando que los primeros días eran como unas pequeñas vacaciones. Pero si, la lógica era bastante simple: si para ir a trabajar a equis empresa una tiene una rutina en las mañanas ¿por qué para sacar adelante MI NEGOCIO tendría que ser diferente?
Hay numerosos estudios que muestran lo beneficioso que es partir el día a primera hora. Tienes tiempo para hacer ejercicio y que su efecto vigorizante te acompañe a lo largo del día. Tienes tiempo también para meditar y empezar con claridad y enfoque en lo positivo. Y, no menor, tienes tiempo para sentarte a tomar un buen desayuno que no solo te alimente correctamente, sino que aumente tu rendimiento y productividad.
Así partes la jornada listísima para coordinar con proveedores, buscar clientes, verificar despachos, generar alianzas, responder correos y todo lo que implica llevar tu empresa. Porque, seamos sinceras, la gran mayoría de veces emprender implica que seas tú la directora de orquesta al mismo tiempo que eres quien toca todos y cada uno de los instrumentos. El día se te hace tremendamente corto, así que empezarlo bien y desde temprano no solo te hace ganar tiempo, sino que acortas considerablemente esa lista de insufribles pendientes y puedes dedicarte a las acciones que realmente importan para crecer con tu emprendimiento sin dejar de lado las actividades de tu vida personal.
¿Eres de las que se levantan con el tiempo justo? Es algo bastante común. Nuestro patrón de sueño forma parte de nuestra rutina diaria, la que hemos mantenido probablemente por años y, contrario a lo que muchos creen, no se trata solamente de vencer la pereza… cambiar un hábito es un estado de conciencia.
Partamos por el inicio. Si te acuestas a la 1:00 y quieres levantarte a las 6:00 en algún momento la falta de sueño va a pasarte la factura, y no hablamos solo del cansancio. Dormir poco influye en la concentración, atención y memoria, además de alterar nuestro estado de ánimo. Pero además, a la larga, esto afecta nuestra salud física con problemas que van desde el aumento de azúcar en la sangre, hasta problemas cardiovasculares. Lo recomendable para una mujer adulta es dormir al menos siete horas al día (de corrido, la siesta no cuenta en este caso), así que con eso en mente vamos a detallar algunos de los tips que nos han funcionado para ir cambiando ese hábito y así poder despertar a primera hora, descansadas y 100% listas para iniciar el día:
Fija una hora para acostarte.
Saquemos de nuestra cabeza el “cuando termine esto me acuesto”. Si nos hemos propuesto estar en pie a las 6:00 para hacer ejercicio/yoga/meditación, ducharnos, alistarnos, encargarnos de los niños si los tenemos y desayunar correctamente sin andar corriendo antes de sentarnos a trabajar, significa que a las 23:00 ya estamos empijamadas con la cara lavada apagando la luz.
Come ligero en la noche y no tan tarde.
Nuestro cuerpo está preparado biológicamente para regenerarse durante la noche. Si le damos una comida pesada lo alteramos y obligamos a trabajar más de la cuenta, lo que –entre otras cosas- afecta directamente en nuestro sueño. Que tu última comida sea una porción pequeña, de cocción sencilla y siempre al menos dos horas antes de acostarte. Por ejemplo, una tostada con jamón de pavo, o una crema/puré de verduras (ensalada fresca no porque al organismo le cuesta más digerir vegetales crudos), o un trozo de pescado o pollo a la plancha, vapor o sancochado.
Claramente habrá ocasiones en que el panorama sea una noche de pizza y películas, o una parrillita con los amigos; pero en tu día a día trata de mantener una comida que te ayude a lograr el objetivo.
Desconéctate
Estamos tan acostumbradas al celular, la tablet, la compu y la tele que imaginarnos sin esos aparatos nos genera un poco de angustia. Pero al menos una hora antes de apagar la lámpara es necesario dejar a un lado todo lo electrónico. ¿Sabías que la luz que emiten todas las pantallas –además de afectarnos tremendamente la vista- altera nuestros niveles de melatonina (la hormona que interviene en el ciclo natural del sueño)?
¿Qué hacemos entonces? Podemos darnos un baño con agua caliente, hacer una meditación nocturna para agradecer, enamorarnos de un buen libro…. o ¡tener sexo!
Opciones para irnos a dormir tranquilas y relajadas hay varias, ninguna implica una pantalla que estresa.
Empieza poco a poco.
Si te levantas con esfuerzo a las 8:00 am no te recomendamos que partas poniendo la alarma a las 6:00 el primer día. Lo más probable es que tu cuerpo resienta esas dos horas y te va a desmotivar… con lo que en poco tiempo vas a regresar al hábito original. Anda aumentando entre quince a veinte minutos por tramos, hasta que llegues a tu hora ideal ¡en un mes vas a estar lista!
La alarma es una sola
Olvídate de seguir marcando 6:00 / 6:15 / 6:30 para “asegurarte” despertar, o apretar varias veces el “posponer alarma” para dormir esos minutos extras. Cada vez que hacemos eso nuestro cerebro inicia nuevamente el ciclo de sueño y lo cortamos abruptamente en periodos muy cortos
¿El resultado? Saldremos de la cama cansadas.
Lo ideal es acostumbrar a nuestro cuerpo a levantarse siempre a una misma hora (y siguiendo los pasos anteriores vamos por buen camino), pero mientras necesitemos la ayuda de la alarma ponla lejos de ti para que al sonar tengas que pararte y no te tientes con esos “cinco minutitos mas porfa”
Parte el día con alegría.
Listo, ya estás en pie, full motivada y prendes la tele en las noticias.
Primero, quizá te quedes pegada en alguna y vas a perder varios minutos. Segundo, no hay nada en los programas de noticias en tv que sea alentador, al contrario. Mucho mejor es poner tu playlist favorita en spotify y ojalá cantes y bailes mientras empieza tu rutina… Te aseguro que ese detalle cambiará por completo tu estado de ánimo y con esas pilas estarás listísima para iniciar tu día.
¿Y tú? ¿Qué otros tips nos recomiendas para iniciar el día temprano y con energía?